¿Qué es el Big Data? y IV

Problemas éticos de las decisiones basadas en datos.

Cuando tomamos una decisión basada exclusivamente en el análisis de datos caemos en el error de no considerar otro tipo de perspectivas en la toma de decisiones. Si nos fijamos exclusivamente en lo que estadísticamente es mejor para obtener un beneficio inmediato en nuestra decisión, podemos caer en el utilitarismo de hecho, obviando las consecuencias tanto éticas como económicas que nuestra decisión puede tener.

Pongamos un ejemplo: a partir de los datos económicos, laborales, etc. un banco puede recibir en sus análisis a futuro el consejo de abandonar un determinado país, pues eso sería lo más conveniente desde el punto de vista económico, según los datos analizados. Sin embargo, la persona encargada de tomar la decisión puede finalmente decidir que el banco siga operando en dicho país, teniendo en cuenta que abandonar a sus clientes en momentos de penuria económica les impediría seguramente volver a recuperar su confianza una vez la crisis haya pasado. Y en esos momentos, para el banco puede ser más importante mantener la implantación en un país en el que tradicionalmente está bien considerado, que huir de él hacia áreas económicamente más boyantes. La decisión tendría, por lo tanto, una consideración ética y económica con una visión a más largo plazo que la obtenida a partir del mero análisis de la coyuntura económica. Vemos, por lo tanto, que los indicadores estadísticos permiten obtener información valiosa a la hora de tomar decisiones, pero hacerlo exclusivamente guiados por ellos es éticamente incorrecto. Los seres humanos vivimos en sociedad, y las decisiones que tomemos tienen que tener en cuenta también la visión “social” que se va a tener de nosotros una vez que las tomemos.

Es por lo tanto imprescindible actuar con una ética fundada en valores más que en hechos, ponderando en su justa medida lo que el análisis de datos nos revela. Es muy importante a su vez incorporar dichos valores al quehacer profesional de todos los trabajadores y directivos de la empresa que capta y gestiona la información, creando así un código de conducta propio en el tratamiento de los datos. La responsabilidad social de las empresas que gestionan el Big Data es muy grande, tan grande como la incertidumbre y malestar que podría generarse en la sociedad si ésta se sintiera continuamente espiada.

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