Fedora 33: buenas impresiones

Aunque hace ya tiempo que se liberó la versión 33 de Fedora, no me había decidido a probarla hasta hace unos días. Me relación con Fedora comenzó hace bastantes años, creo que la primera versión que probé fue Fedora 5, y por una u otra razón (no reconocer el hardware, principalmente) no terminaba de convencerme para su utilización diaria en mi equipo de trabajo, en el que casi siempre tenía Debian o una distribución basada en Debian.

Esa sensación ha cambiado totalmente con la versión 33, la cual he instalado en lo que es mi actual equipo de trabajo: un Dell Latitude E6320 con procesador i5-2520, 4Gb de RAM y disco HDD de 250 Gb, un portátil robusto pero que tiene ya más de seis años. Ha reconocido perfectamente el hardware a la primera y el equipo se nota ágil y efectivo. Tengo que resaltar que este equipo resultaba extremadamente lento y prácticamente inutilizable con Windows 7, el sistema operativo que traía de fábrica, y cuyo anterior propietario lo tenía destinado al punto limpio, si no hubiera pasado antes por mis manos y por la magia del ecosistema GNU/Linux.

En estos momentos me permite conectarme perfectamente en remoto a mi equipo con Windows 10 del trabajo mediante una VPN y el escritorio remoto Remmina; maneja una pantalla externa auxiliar sin problemas de resolución y ha reconocido perfectamente el adaptador wifi y el teclado inalámbrico por bluetooth. La conexión con Skype empresarial se puede hacer mediante el equipo remoto, direccionando en Remmina los dispositivos de audio al equipo local, y además se puede configurar la calidad de la conexión remota, y así en caso de que no tengamos mucho ancho de banda disponible podemos bajarla para que la respuesta sea mejor. De esta forma, el teletrabajo es perfectamente posible independientemente del sistema operativo que necesitemos usar, con un equipo muy modesto gracias a su nueva vida con Fedora 33.